martes, 20 de marzo de 2018

DEL CIELO SURGE UN GRITO: ¡QUIEN COMO DIOS!

SATANÁS: DE LA EXCELENCIA A LA PLENA DEFORMIDAD - Parte VI
DEL CIELO SURGE UN GRITO:
¡QUIEN COMO DIOS!

Después que Lucifer comienza a apartarse de Dios, la soberbia, el orgullo y la envidia lo dominan de tal manera, que el no acepta mas ser criatura, sino que quiere actuar y ser como el Creador. ¡Lucifer quiere ser como Dios!

Pienso que fue en este exacto momento en que Lucifer se extravió y se dejó corromper, queriendo ser como Dios, que del Cielo surgió un grito: ¡”Quien como Dios, quien como Dios…”

El hecho de que el Arcángel Miguel, cuyo nombre significa “Quien como Dios”, haya trabado una batalla en el cielo contra Satanás nos muestra también el tipo de pecado que él, Miguel, combatía… Este “Quien como Dios” es una forma de afirmar que “Nadie es como Dios”, pues ciertamente alguien se levantó para ser como Dios. En general, los nombres de los Ángeles dicen y nos señalan un poco su misión. Y la Palabra nos dice:
“Entonces se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus Angeles combatieron contra el Dragón, y este contraatacó con sus ángeles, pero fueron vencidos y expulsados del cielo.”Ap 12, 7-9
El Arcángel Miguel, hasta los días de hoy, hace oposición al Diablo -que quiere hacerse como Dios- recordándole que ¡nadie es como Dios!

Es por eso también que la presencia de San Miguel Arcángel es siempre marcante y muy eficaz en las oraciones de liberación y en los exorcismos.

Otro pasaje trae esta asociación a la caída de Lucifer:
“¡Cómo has caído del cielo, Lucero, hijo de la aurora! ¡Cómo has sido precipitado por tierra, tú que subyugabas a las naciones, tú que decías en tu corazón: «Subiré a los cielos; por encima de las estrellas de Dios erigiré mi trono». Cfr. Is 14, 12-14
Lucifer, con su visión desordenada sobre sí mismo es corrompido por tal pecado, hace que dentro de si, de sus decisiones y su voluntad, otros pecados comiencen a nacer. Cuando el, ya con su astucia diabólica, se coloca frente a Adán y Eva en el Paraíso para tentarlos y hacerlos caer, es cierto que la envidia también ya había invadido su ser. Al final de cuentas, Adán y Eva, criaturas inferiores a los Ángeles fueron creados a imagen y semejanza del Creador.

Para Lucifer, era impensable que tal dignidad sea otorgada a ser inferiores, y por eso la envidia lo domina, su prepotencia lo ciega y nace el odio a Dios. A partir de entonces, Lucifer, sabiendo que era inferior a Dios, simple criatura, nunca pudiendo hacer nada directamente contra Dios, decide guerrear contra los hijos de Dios. Por lo tanto, la soberbia, la envidia, el orgullo y el odio fueron y continúan siendo un impulso irresistible e irreversible en Lucifer. El no pecó solamente en el pasado, pues no podemos jamás decir que fue una rebeldía original de Lucifer contra Dios y que, después de eso, hubo arrepentimiento y contrición. ¡No! Tan grande era el conocimiento, la proximidad, la inteligencia y la claridad de Lucifer con relación a Dios, que el no conseguiría oponerse libremente y volver atrás- como entendiendo, solamente después, que sus elecciones fueron erradas.

Para nosotros, seres humanos, puede ser cuestionable si Lucifer, después que vio los resultados de su elección realmente no podría haber entendido que había errado. Pero pensamos así porque no tenemos la dimensión del conocimiento y claridad que Lucifer tenía de Dios… Por eso, su opción en rebelarse contra Dios sería irreversible.

Todavía hoy, después de pasar por todo su proceso de deformación, de Ángel de Luz a un ser de tinieblas, Lucifer persiste en su culpa, en su rebeldía, en su odio y en su oposición directa a Dios y a Su creación.

En la carta de Judas, queda claro que fue por la opción libre de Lucifer y de aquellos que lo siguieron que resultó su caída:
“En cuanto a los ángeles que no supieron conservar su preeminencia y abandonaron su propia morada, el Señor los tiene encadenados eternamente en las tinieblas para el Juicio del gran Día.”Judas 1,6
Judas afirma que fueron “los Ángeles que no conservaron su dignidad”. Fue responsabilidad de ellos abandonar la propia morada, fue responsabilidad de ellos no “conservar su dignidad”.

Pedro, en su carta, refuerza que Dios no perdonó a los Ángeles, porque ellos pecaron:
“Porque Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los precipitó en le infierno y los sumergió en el abismo de las tinieblas, donde están reservados para el Juicio.”2 Pe 2, 4
San Cirilo de Alejandría hace la siguiente afirmación:
“El Diablo era un querubín que ofendió a Dios por arrogancia y que, ensoberbecido por su gloria, perturbó el orden establecido por Dios, exigiendo una honra superior a la de su condición.”In Genesin, p. 69, 21-24
Y San Cirilo concluye: 
“Imaginó que podría elevarse a la naturaleza de Creador y sentarse en el trono de Él, pero cayó como un rayo.”In Joan, V, 4: p. 73, 809
Veo que San Agustín consigue cerrar esta cuestión cuando, de manera espléndida, explica sobre la caída de los Ángeles, en la obra titulada De Genesis ad litteram, la cual el p. Bamonte resume en su libro diciendo:
El Diablo no cayó por envidia del hombre, porque fue hecho a imagen de Dios, sino por soberbia: la soberbia es el amor desordenado a su propia excelencia, mientras que la envidia es el odio a la excelencia y la felicidad de los otros. Por eso, no puede la envidia existir antes que la soberbia, sino solamente después de ella, porque es su consecuencia (…) Por eso, no es por causa de la envidia que se es soberbio, sino por causa de la soberbia que se es envidioso. La caída del Ángel sucedió antes de la creación del hombre y fue la soberbia que, después, lo volvió envidioso del hombre”
Los Ángeles rebeldes p. 52
Leer también

Danilo Gesualdo
Libro: "Libres de todo mal" - Editora Cancao Nova
adaptación del original en portugues

No hay comentarios:

Publicar un comentario