martes, 20 de marzo de 2018

FUE NECESARIO QUE LOS ÁNGELES PASEN POR UNA PRUEBA

SATANÁS: DE LA EXCELENCIA A LA PLENA DEFORMIDAD - Parte V
FUE NECESARIO QUE LOS ÁNGELES
PASEN POR UNA PRUEBA


¿Qué implicaba de manera concreta esa prueba que cada Ángel debía pasar? ¿Estarían los Ángeles preparados para eso?
No se tiene una certeza respecto en qué consistía esa prueba que los Ángeles precisaban pasar, pero ciertamente estaba ligado a la libertad que les fue dada y a la capacidad de escoger.
Existen dos líneas que algunos teólogos y santos de nuestra Iglesia ponen como posibilidades. 
La primera tesis sobre la prueba por la cual los Ángeles necesitarían pasar considera la posibilidad de que Dios haya revelado de manera anticipada la Encarnación de Jesucristo: el Hijo de Dios se haría carne, se haría materia, “inferior a los Ángeles”; El traería un ropaje humano, y todos los Ángeles deberían someterse a esta realidad de Jesús hecho hombre, y a Él deberían servir.

Dentro de esta revelación anticipada de la Encarnación de Jesús, otra realidad, dicen los teólogos, puede haber agravado la rebelión de los Ángeles: la revelación de que Él nacería de una mujer, una virgen, y esta sería grande, estaría por encima de los Ángeles en dignidad, y cada Ángel debería someterse a ella y obedecerla.

Los Ángeles que “superan en perfección a todas las criaturas visibles” (CIC 330), tendrían ahora que someterse a “criaturas inferiores”; por eso, hubo una gran rebelión comandada por “la gran estrella de la mañana”, Lucifer. Sabiendo de su grandeza y gloria, el dijo “no” a Dios y a Su plan. Bajo la perspectiva de Lucifer, no sería él quien se humillaría a tal punto.

Esa tesis es realmente cuestionada por algunos teólogos y santos, primeramente porque algunos de ellos afirman que la Encarnación de Jesús solo aconteció porque le pecado entró en el mundo y, por eso, fue necesario que Jesús se encarnase, para romper con la esclavitud que el pecado traería a los hombres.

Algunos pasajes de la Biblia afirman que Jesús vino a redimirnos de nuestros pecados. En la Liturgia Pascual se canta: “Oh feliz culpa que nos mereció tal Redentor!”.

Por estos motivos, la tesis de la revelación anticipada de la Encarnación de Jesús a los Ángeles es puesta en cuestionamiento, pero no solo por eso, ya que algunos pasajes de la Biblia remiten a otra realidad: ¡el hecho de que el pecado de Lucifer, fue un pecado de soberbia! Esa es la segunda tesis, y es realmente la más aceptada, inclusive por Santo Tomás de Aquino en su Suma Teológica.

En el libro de Timoteo, cuando Pablo describe los atributos que debe tener un Obispo, el nos da una indicación del motivo de la caída del Diablo.
“Y no debe ser un hombre recientemente convertido, para que el orgullo no le haga perder la cabeza y no incurra en la misma condenación que el demonio.”1Tim 3,6
En este pasaje queda claro que Pablo afirma que le pecado que hizo caer al Diablo fue la soberbia.

Así también, basándonos en las Sagradas Escrituras, podemos decir que la primer tentación del Diablo contra Adán y Eva en el Paraíso fue una tentación relacionada a su propia fragilidad, la cual el mismo (el Diablo) no puede resistir: ¡la soberbia!

Es como si el, -el Diablo-, antes Lucifer, que tenía el gran esplendor y gloria en el cielo, depués que no fue capaz de contenerse con su propia grandeza, supiese también que el hombre, una vez que se viese grande, no conseguiría resistir esta realidad.

Si la soberbia fue la gran fragilidad de Lucifer, ciertamente sería fácil convencer a Adán y Eva de esta misma forma, con este mismo pecado. Y el así lo hizo, cuando lanzó la afirmación:
“Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal».Gn 3,5
Se revela nuevamente el pecado de la soberbia: “serán como dioses…” Este fue el primer pecado que entró en el mundo: Lucifer quiso ser igual a Dios, y esta fue la primera tentación que el Diablo lanzó a nuestros primeros padres en el Paraíso.

En la primer tentación del Diablo, después de haber sido expulsado del Cielo, el ya nos mostró cual sería el camino de ahí para adelante con relación a la guerra que trabaría con la humanidad: hacer exactamente lo contrario a lo que Dios hizo en cada uno de nosotros, al crearnos a Su imagen y semejanza. Después que el Diablo quiso igualarse a Dios, el también querría que cada hombre tenga un poco de su semejanza -una semejanza diabólica.

El pecado de la soberbia lo deformó, transformándolo en el Diablo; eso mismo el quiso hacer con Adán y Eva, cuando les ofreció el mismo veneno que el probó. Su intención era deformar a Adán y Eva para que reflejasen esa semejanza diabólica.

Y eso mismo es lo que quiere hacer el Diablo conmigo y contigo, cuando coloca en nuestra frente el pecado para hacernos caer. El quiere arrastrarnos como él mismo fue arrastrado por su libertad deformada, y hacernos de esa manera semejantes a el. Después que caemos y en el pecado permanecemos, vamos poco a poco, descaracterizándonos de lo que realmente somos -imagen y semejanza de Dios.

La majestad de Lucifer y el modo como el se percibe fue de cierta manera produciendo en él una ceguera. Fue creciendo en Lucifer una cierta afección desordenada por su propia perfección, llevándolo al extremo de no tener más en cuenta la Soberanía de Dios.

Existe un texto en las Sagradas Escrituras que algunos Padres de la Iglesia citan para hacer alusión a esta caída de Lucifer:
“Eras un modelo de perfección, lleno de sabiduría y de acabada hermosura.Estabas en Edén, el Jardín de Dios, recubierto de piedras preciosas de todas las especies: sardo, malaquita y diamante, crisólito, ónix y jaspe, zafiro, topacio y esmeralda. Llevabas adornos labrados en oro y encajes preparados para ti el día en que fuiste creado.Yo había hecho de ti un querubín protector, con sus alas desplegadas; estabas en la montaña santa de Dios y te paseabas entre piedras de fuego.Eras irreprochable en tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que apareció tu iniquidad: a fuerza de tanto traficar, tu interior se llenó de violencia y caíste en el pecado. Por eso yo te expulso como algo profanado lejos de la montaña de Dios; te hago desaparecer, querubín protector, de entre las piedras de fuego.Tu corazón se llenó de arrogancia a causa de tu hermosura; corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor. Pero yo te arrojé por tierra y te expuse como espectáculo delante de los reyes.Con tus numerosas culpas, con tu comercio venal, profanaste tus santuarios. Pero yo hago brotar de ti mismo el fuego que te devora. Te reduciré a ceniza sobre el suelo delante de todos los que te miran.Todos los pueblos que te conocen están consternados por ti; te has convertido en un motivo de espanto y no existirás nunca más. (Cfr. Ez 28,11-19)
Leer también:

Danilo Gesualdo
Libro: "Libres de todo mal" - Editora Cancao Nova
adaptación del original en portugues

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